Este es un excelente articulo de un gran conferenciante y escritor, Alejandro Ariza, como el siempre lo menciona nada pasa por casualidad todos son sucesos en plena sincronía… y si llegas a este post «»fue por algo»
Te invito a que lo leas completo.
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Quizá en el medio financiero es donde mejor se pueda comprender el término de “invertir”. Pero en la vida misma, en muchos de sus ámbitos, tiene un gran efecto de ganancia. El diccionario de la Real Academia Española define la palabra invertir en una de sus acepciones como: “Emplear, gastar u ocupar el tiempo”, y por primera vez se me hace muy pobre e inexacta esa definición, porque casi quiere hacer mera sinonimia de las mismas palabras con que define el término, pero yo sé que hay algo más en el concepto de invertir, precisamente ese algo más que lo distingue poderosamente del mero hecho de gastar. Permíteme darte mi muy particular definición de lo que significa “Invertir”: La acción primera de emplear tiempo,
espacio, dinero y/o esfuerzo para obtener la reacción segunda de un beneficio mucho mayor en el futuro. ¡Así se debe entender el hecho de invertir!
A estas alturas de mi vida he podido constatar fehacientemente el poder de la inversión. Las ganancias que uno obtiene al invertir son tremendas. Y no hablo exclusivamente del medio financiero, sino de muchos ámbitos de la vida misma como lo acoté al principio de este boletín. Todo lo que he podido ganar en dinero, en conocimiento, en salud, en amor, ha sido porque primero invertí en ello. Aquí la palabra clave fue: “primero”, es decir, realizar la acción que luego generará una reacción. Un fenómeno fantástico que imposible sucede al revés: tener una reacción para luego emprender la acción. ¡Eso es imposible e ilógico! Y es que se trata de una ley de la Física: A toda acción le corresponde una reacción de igual magnitud pero en sentido contrario.
Isaac Newton nos dejó esta ley para la vida. Y quiero ser muy enfático en esta ocasión porque lo que he observado en una gran cantidad de personas es el absurdo deseo de precisamente lo contrario: la gente quiere una ganancia sin primero invertir.
El absurdo deseo de mucha gente es desear una reacción sin acción, el tonto deseo de muchos es desear un efecto sin causa. Señoras y señores: eso es imposible. ¡Ya! Despierten. No hay efecto sin causa, no hay reacción sin acción, no puede haber ganancia secundaria sin inversión primera. Punto. Aquí no hay más que entender.
Me he sorprendido sobremanera con varios ejemplos que citaré hoy aquí, a nivel financiero, intelectual, en áreas de salud y amor en donde ciertas personas desean un absurdo. Iniciaré con el más común de entenderse, el mero hecho financiero. Qué sorpresa me he llevado cuando en algunos de mis seminarios y conferencias asesoro a personas que quieren mejorar su economía personal, pero sin deseos de invertir. ¡Dios! Eso es un absurdo, un imposible.
¡Cómo esperar ganancias sin inversión primera! Es como aquel que estaba parado frente a su chimenea, con varios trozos de leña abrazados contra su pecho, y con fuerza y determinación le profiere serias palabras a su chimenea: “Chimenea ¡escuchame!…
Si tú me das calor, luego yo te daré leña”. ¿O sea, cómo! ¿Ya captaste el tamaño de absurdo, de locura? Pues así de loco y
absurdo es el deseo de mucha gente de ganar dinero sin primero invertir algo precisamente de dinero o de tiempo o de esfuerzo para lograrlo. Es el absurdo resultado de la generación “light” combinada con la generación “express”. Gente que quiere todo fácil, rápido y sin el más mínimo esfuerzo. No conozco ningún medio honesto donde se pueda lograr un resultado así. Conozco perfectamente varias formas donde con una mínima inversión, se pueda generar grandes resultados financieros, pero no conozco ninguna opción donde no se tenga que invertir absolutamente nada y aún así se gane. Por favor, entiende… por favor, una vez que entiendas, acepta…, por favor, una vez que aceptes, actúa.
No puedes ganar si no antes inviertes. Y lograr invertir donde más ganes, eso es un arte que se puede aprender. ¡Esto es parte
de la maravilla del conocimiento! Como dice Robert Kiyosaky: los ricos “saben” algo que los pobres no. No puedo estás más de acuerdo con este experto inversionista que aquí.
Otro ejemplo: quien quiere un mejor puesto en la empresa, un puesto mejor pagado, sin invertir en su propio conocimiento para así poder vender su talento cotizándose mejor. Es quien quiere el asenso sin dominar otro idioma; es quien quiere el avance en el organigrama de la empresa sin dominar una nueva habilidad que justifique la promoción, es quien quiere ganar un mejor sueldo sin demostrar que sabe algo más que justifique lo que la empresa invierte en él o ella. Una vez más el absurdo de esperar una reacción segunda sin acción primera.
¿Te interesa tener un avance laboral? Entonces mejor pregúntate “primero”: ¿He invertido “primero” en mí mismo para tener mayor conocimiento y dominar nuevas habilidades cognoscitivas que justifiquen el que pida un aumento? ¿He mejorado yo primero como persona para poder luego ofrecer mayor calidad de servicio donde laboro? Recuerda, es ley, primero lo primero y luego su consecuencia.
Otro ejemplo: la enorme cantidad de gente que quiere bajar de peso tragando igual. ¿O sea, cómo! Y usé ex profeso el verbo tragar porque efectivamente hay personas que no comen, mucho menos se nutren, sino solo tragan satisfaciendo un antojo sin igual. Y lo peor, lo más loco, lo más absurdo, es que aún así desean bajar de peso. Es el típico deseo acompañado de tal acción contraria que lleva sembrado en sí mismo la semilla de la frustración auto-engendrada. También en el área de la salud se cumple esta ley de la inversión primera. Has de cambiar tus hábitos alimenticios “primero”, invirtiendo tiempo y esfuerzo haciendo algún ejercicio físico, para luego, como reacción segunda, bajes de peso. Como ves, aquí no hay más misterios. Logra el resultado quien invierte primero.
Otro ejemplo: aquel que quiere vender su producto sin invertir en publicidad. ¡Qué? Pues sí, existen casos así. Locos que creen
posible vender sus productos o servicios sin primero invertir en una sana y penetrante publicidad. Gente que espera que primero la chimenea les dé calor para luego ellos darle leña. Increíble pero así he visto actuar a gente.
Otro más: aquel que espera un trato digno y amoroso por parte de su pareja sin primero invertir con un trato igual o mejor que el que él o ella espera. Aquí también se cumple la ley de inversión. Si deseas un beso con ternura y amor sincero, si deseas una relación espectacular, si esperas esa “reacción” amorosa…
¡Debes entender que es secundaria a lo que tú primero hagas! También se invierte en el amor. Son inversiones como: esa
llamada que hiciste por iniciativa propia donde le hablas a tu amada o amado para tan sólo decirle lo mucho que le amas.
Esa inversión primera que haces cuando tú tomas la iniciativa y le escribes una nota a tu pareja diciéndole: “Mi amor… estas
breves líneas son sólo para decirte lo feliz que soy compartiendo la vida contigo. Eres mi motivo para existir”. Esa inversión de
dar el abrazo tú primero, esa inversión de dar tú primero el tiempo y calidad de escucha para quien quiere decirte algo;
esa inversión de ser el primero que dice: “¿Me perdonas?”. Y “luego” te garantizo vendrá la ganancia secundaria, luego
recogerás la cosecha de lo que primero sembraste, luego vendrá ese beso que tanto querías, ese abrazo que tanto necesitabas,
ese trato digno y amoroso que ahora sabes merecer.
Pero te vuelvo a recordar: primero hay que invertir. Es la Ley de Inversión.
Ahora bien, es posible que alguien por ahí pueda decir: “Lo comprendo ahora, pero el problema es que no tengo
para invertir…”. Entonces te digo: “¡Ve y consíguelo!”. Estoy totalmente de acuerdo con que en determinada circunstancia
uno no tenga lo necesario para invertir, lo he vivido en carne propia. Pero si uno alcanza a comprender la magnitud de la
ganancia, entonces uno es capaz de hacer “lo que sea necesario” dentro de un marco de honestidad e integridad y ¡lo consigue! Aquí aplica perfecto aquel dicho de que “Querer es poder”, pero yo le aumentaría una edición al dicho, así: “Querer con la suficiente intensidad, es actuar en consecuencia”. Acción es el efecto bujía. Acción es la chispa que lo prende todo. ¿Sabes?, he visto que lo único que diferencia a la gente es la magnitud con la que desea algo. Esa es toda la diferencia para emprender la acción concreta o postergar esperando, esperando y esperando… no sé qué.
La magnitud de tu deseo te dará la fuerza necesaria para hacer lo que tengas que hacer en virtud de lo que buscas. La magnitud de tu deseo, y la sinceridad que tengas contigo mismo para sentir esa magnitud, serán la diferencia por la que puedas algún día decir: “Lo logré” o “Lo pude haber logrado”. Un deseo ardiente o ferviente (es decir, pasión) hará que
comprendas que quien tiene un apasionado “por qué”, el “cómo” le llega por añadidura.
Conclusiones que te comparto: es muy difícil (pero muy) que ganes algo si no primero inviertes en ese algo. Esto es una ley,
no es una hipótesis ni una teoría, repito es ley, esto siempre sucede así. La gente que más gana es la que más invierte. Las personas que comprenden esta ley y tienen el deseo ardiente y ferviente, son las primeras que aprovechan el conocimiento de
la misma y hacen lo que sea necesario para poder invertir, ya que saben con toda certeza que la lógica consecuencia es que ganarán. Una de las definiciones más hermosas que he escuchado por ahí de lo que significa ser “Líder” es: no tan sólo aquel al que siguen, sino el que dice “voy yo primeras!”.
La gente rica invierte (rica en todos sentidos: económico, intelectual, emocional y espiritual). Pues bien, hoy llegó este conocimiento a ti. La pregunta es: ¿Lo invertirás? Dependerá de la magnitud de tu deseo, y así dependerá mucho tu… ¡Emoción por Existir! –
Alejandro ArizA.
http://www.nuevaconciencia.com.mx
Un saludo Cordial